
"La utilidad de un solmáforo en Andalucía es altísima, sobre todo para el 40% de la población que es de piel blanca y ojos claros" comentó ayer en la inauguración del solmáforo Julián Conejo-Mir, jefe del Servicio de Dermatología del hospital Virgen del Rocío de Sevilla y presidente de honor de la Academia Española de Dermatología y Venereología. También presidieron la inauguración Francisco Galán Miró, promotor de la iniciativa y propietario del solmáforo además de farmacéutico y óptico, y José Antonio Maldonado, meteorólogo del Estado y consejero de la Agencia Estatal de Meteorología.
El solmáforo indica de forma muy visual y sencilla la intensidad de los rayos. Está dividido en una escala de colores, estipulada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y cada una señala a qué nivel está indiciendo el sol sobre la tierra. El mayor nivel de peligro corresponde al violeta, que supone un riesgo extremo. Seguidamente el rojo, un nivel más abajo, que es un riesgo alto. Naranja y amarillo, alto y moderado, respectivamente, y como último nivel, el verde, que muestra el menor nivel de riesgo. Se ordenan en una escala desde el 1 que correspondería al nivel bajo, hasta 11+ el nivel extremo.
A la una menos diez del mediodía, cuando se inauguró el solmáforo, marcaba el color rojo, un riesgo muy alto, ya que a partir de esa hora es cuando más presentes están los rayos ultravioleta. Como recordó Francisco Galán "de 14:00 a 14:30 se da el máximo nivel de radiación ultravioleta", "aunque los médicos aconsejan evitar la exposición al sol desde las 12:00 hasta las 17:00" añadió el dermatólogo.
Los presentes en la inauguración remarcaban la importancia de que la población tenga conciencia de lo importante que es estar bien prevenidos frente a este tipo de rayos "Igual que en el tabaco te dicen que puede matar, el sol es tan cancerígeno como el tabaco para el pulmón", declaró Julián Conejo-Mir. El propietario del solmáforo comentó su preocupación y su inquietud por dar a conocer las posibilidades que trae este aparato que se instaló por primera vez en Chile.
Al inicio de la exposición Galán explicó que las radiaciones ultravioleta A y B, que son las que se filtran por la atmósfera, "provocan quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel, depresión del sistema inmune, cataratas, degeneración macular que puede llevar a la ceguera y diversos tipos de cáncer". Y que la intensidad varía dependiendo de la altitud, la latitud, la proximidad al ecuador y la hora.
Publicado en: DIARIO DE SEVILLA
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